Narrativa de ideas fuerza Labirinto, Santos, Brasil. 2016
1. ¿Cuál es la misión de un lab? Resolver problemas a la gente.
Los desafíos son los mismos, es la forma de afrontarlos los que cambia. Un lab repiensa los caminos, no las metas.
2. ¿Lo primero? Lo primero es lo primero: Sin educación, sin igualdad, sin justicia social, un lab se convierte, a su pesar, en una isla. Podemos tejer archipiélagos para empezar (Richi. Colaborabora) pero es solo una transición. El objetivo es el continente. Un lab debe estar incardinado en una política global si no, no servirá de mucho. Hay que aprender de los saberes populares, como las comunidades que construyen palafitas sobre el agua (Ciudades que aprenden) para avanzar hacia un laboratorio de multitudes con la única excepción del metalaboratorio de MediaLab Prado que le permitimos, le pedimos, le agradecemos su labor como avanzadilla de la innovación cívica.
3. ¿Modelo? No existe un modelo. Un lab es una respuesta líquida, adaptativa, flexible, que aprovecha las oportunidades y fortalezas del escenario local. El no-modelo (Marcos MediaLab) se impone, no por necesidad o ausencia de certezas, sino por deseo, como una estrategia consciente. Los modelos envejecen, los no-modelos siempre son jóvenes e irreverentes, desafían, tensionan. El cambio es una inercia poderosa, pero la reacción al cambio, el status quo, lo es más. Un lab también es gestionar el caos.
4. ¿La comunidad? Para que se produzca una revolución molecular (Antonio Lafuente) la clave son las comunidades, las personas. El hardware es lo subsidiario, influye pero no es lo fundamental. Los contenidos (software) son importantes también, pero deben ser mutantes e imposible de estandarizar. Es el transware: conjunto de valores, afectos, cuidados de la red que teje y compromete un lab (José Ramón Insa ZAC las Armas) el único común denominador de los proyectos de éxito. Desde Casa Rizoma hasta Santa Fe, las casas colectivas de ForadoEixe, hasta los el Disruptive Lab de Berlín o el fablab de Nairobi… El transware que es intangible, difícil de visibilizar, imposible de replicar, es lo medular de un lab (o cualquier proyecto/espacio de nueva generación)
5. ¿La meta red? Ya somos red. El programa de innovación ciudadana de SEGIB (Pablo Pascale) ha sido clave y lo seguirá siendo. El telegram es la expresión mínima eficiente de la red. Pero es necesario salir de nuestra conversación circular y crecer exponencialmente (Paola TEC Monterrey). La pulsión es transformar la sociedad, el ethos, con una suma de ética hacker, sueño de la abundancia y materialismo en la 4ª revolución industrial. Toda la tecnología no sirve de nada por sí misma. Hay que propiciar una nueva oleada del humanismo para que alumbre de nuevo la mejor versión del mundo.
6. ¿Los gobiernos? No todo se puede hacer desde fuera. Necesitamos hacker inside que abran la lata desde dentro del sistema, como el HackLab de la Cámara de los diputados (Cristiano Ferri). Los grandes edificios y presupuestos están en los gobiernos. El éxito de poner en marcha La Colaboradora (Javi Hernández. ZAC) se puede multiplicar por 1000 si somos capaces de viralizarlo entre el 1% de las 5.000 ciudades brasileñas dentro de un HackCity Starter Pack para prefecturas/ayuntamientos (Ivana Bentes) porque hemos venido a jugar a grande. La idea de una ciudad laboratorio como Maricá (Estado Río de Janeiro) puede inaugurar un potente relato, puede proyectar el sueño de la sociedad de la abundancia (Las indias) de los socialistas utópicos… Aunque hay que tener los pies en la tierra, un lab no puede ser una nube: las ideologías no fertilizan (Cinthia, Nuvem)
7. ¿Y Santos? Los proyectos mueren, los sentimientos prevalecen. Como la comunidad del proyecto de Cultura Digital (Lía Rangel) que aunque se diluyó, se ha vuelto a cohesionar en torno al Instituto do Procomum y el Lab de Baxada Santista. Un lab fuerte es un hub de múltiples conexiones, con aliados en lo local (Camilo. Sonema. Medellín) y lo global: policentrismo, que traduzca la narrativa ‘experta’ -todo lo contrario del código abierto- al común.
8. ¿Liderazgos? Es increíble que nos hayamos juntado en Santos estos días gracias a Rodrigo Savazoni, y aunque haya que autosabotear los liderazgos (Felipe Fonseca), la transparencia es, probablemente, incluso más importante que la horizontalidad. Y con todo, necesitamos más ingenieros del verso como Rodrigo Savazoni. Pero les vamos a pedir cuentas: queremos que todo cristalice en el Instituto do Procomum y el LabxSantos.
Extra: El museo de Pelé es un fake (y además vendió la virgen del Pilar que le regalamos en Zaragoza) pero quedémonos con lo mejor del astro: el jogo bonito. Reinvidiquemos la belleza: Un lab es a una ciudad, lo que una poesía es al lenguaje.
Foto portada: un pinball artesano en Casa Rizoma, Santos, Brasil.