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Escrito para el blog http://www.madeinzaragoza.es

Hace tres años yo también caí en el error de creerme ese mantra inducido y anestésico: “las crisis son una oportunidad”, me figuro que, como tantos otros, quería ver rayos luz entre tanta pesadumbre o al menos los primeros brotes verdes. Ahora con perspectiva lo cierto es que casi todo fueron espejismos en el desierto: Debajo de los adoquines sólo había arena yerma y más abajo no encontramos ningún oasis.

La crisis está golpeando duramente y está frustrando los sueños personales de millones de personas hasta el punto que, aunque salgamos adelante, comienza a cristalizar la sensación de que habremos dejado a demasiados en el camino.

Desde mi punto de vista -meramente personal- no hay que poner paños calientes: 2013 será incluso más duro que los anteriores. Sin embargo, este apocalipsis zombi que se nos viene encima no debería ser una excusa para meternos en los refugios nucleares. Si cerramos todas las persianas, si abortamos todos nuestros proyectos personales, si nos vence el abatimiento, o peor aún, nos invade el miedo; no habrá salida ninguna.

Para este próximo año toda la sociedad civil, las organizaciones y las administraciones deberíamos conjurarnos para establecer las prioridades de nuestros retos colectivos. Una entente que deberá ser compatible con la manifestación individual o grupal de la indignación legítima, la protesta ciudadana y el ejercicio de la movilización para la defensa de nuestros intereses.

Pienso que Made in Zaragoza es un humilde ejemplo de conjura colectiva. Un proyecto impulsado desde lo público pero con código abierto, de tal suerte que otorga total libertad de participación e integración a las iniciativas particulares.

Lo hemos contado varias veces, si acaso ahora 6 meses después de su lanzamiento, podemos comenzar a demostrar con datos la teoría que sustentó el proyecto:

1. Made in Zaragoza para revitalizar socio económicamente los barrios: Es de sobras conocido que no hay barrio completo sin pequeño comercio. Y que este sector está sufriendo al mismo tiempo el embate de la caída brutal de consumo y el cambio de modelo urbano, que se escora cada vez más hacia la ciudad extendida y sus nuevas súper ágoras: los grandes centros comerciales.

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Hoy tenemos 71 proyectos creativos adheridos, la mayoría de ellos en el Casco Histórico, una zona donde hemos realizado o coproducido muchos eventos de ocupación del espacio público con cerca de 300 proyectos participantes y más de 20.000 asistentes. Además estamos trabajando con Zaragoza Vivienda para facilitar el acceso a la bolsa de locales de alquiler de titularidad municipal. Después de reyes os informaremos al respecto.

2. Made in Zaragoza como marca colectiva: No se trata de hacer patriotismo justo cuando el mundo es cada vez más global pero tampoco podemos renunciar a poner en valor el talento y la creatividad de nuestra gente. Sobre todo ahora cuando la producción de bienes de consumo está cada vez más deslocalizada y el instinto consuntivo premia tan sólo la variable precio, sin considerar si estos productos se producen en países sin derechos laborales, y en demasiadas ocasiones además, usurpando la propiedad creativa de nuestros diseñadores.

Este objetivo es mucho más complejo de medir en el corto plazo pues deberíamos contar con indicadores de impacto -en los que estamos trabajando- pero este blog ya es un buen termómetro: Con una media aproximada de 50.000 páginas vistas al mes ha superado con creces nuestras expectativas. En este punto me gustaría poner el foco en la comunidad de blogueros que realizan una labor encomiable y que no me cansaré de reconocer. Ellos venían escribiendo desde sus bitácoras el relato de la Zaragoza diferente y decidieron aceptar la invitación de unirse a este blog colectivo con la única recompensa de compartir con la comunidad su visión de la ciudad creativa. Es una experiencia cooperativa increíble y creo que es de justicia que todos esos comercios, emprendedores y creativos -protagonistas naturales de las noticias Made in Zaragoza- hagan patente su reconocimiento a los blogueros que aquí escriben.

3. Finalmente, Made in Zaragoza como plataforma de proyectos o clúster urbano o pull público/privado. El tercer objetivo es también el más ambicioso y complejo pues queremos que Made in Zaragoza no sea un proyecto efímero al albur del presupuesto municipal (24.000€ en total por cierto), sino una plataforma persistente que vertebre nuevas conexiones y e iniciativas conjuntas: Sumando nos multiplicamos. Será poco a poco, pero será.

En estos días, como prueba de su filosofía de código abierto, se está probando ya la beta de la tienda de comercio electrónico que deberá funcionar de forma cooperativa y que pretende hallar economías de escala en estos nuevos nichos de negocio.

También suman las cerca de 100 asesorías que hemos prestado o las 18 píldoras formativas en torno a la economía creativa, que pretenden impulsar procesos de innovación en el sector.

Pero con todo las posibilidades son aún infinitas, podemos hacer muchísimo más y también mucho mejor. Habrá que implicar a mucha más gente, habrá que innovar mucho más aún. Habrá que medir con certeza el grado de cumplimiento de los objetivos (Queda pendiente estudiar ese objetivo de aumentar un 6% los ingresos de los comercios: 2% vía eventos, 2% vía visitas de turistas, 2% vía comercio electrónico)

Desde Zaragoza Activa seguiremos apostando por este proyecto, pero no queremos engañar a nadie, pues nuestra idea es ir dejando poco a poco que tome inercia propia, plena libertad y autonomía, una vez sea sostenible y viable… para redirigir nuestros esfuerzos y recursos a nuevos programas igual de urgentes y necesarios.

El futuro es incierto y el que lo niegue miente. Pero de todo corazón pienso que esta ciudad tiene un recurso natural de incalculable valor: las miles de personas creativas, innovadoras y emprendedoras de la generación de ciudadanos mejor preparados de la historia y que cuentan además con las más potentes herramientas que nunca se hubo soñado antes. Si conseguimos entre todos trascender la mera lógica competitiva de este mundo tan individualista, para ponernos a trabajar juntos y cooperar por el bien común, no sólo superaremos esta crisis económica tan terrible, sino que conseguiremos dejar atrás la otra crisis que nos atenaza, la de valores.

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